miércoles, 20 de marzo de 2013

Youkali.

Ya no puede soñar ni cuando cierra los ojos. Fuerza divagaciones con la débil esperanza de lograr el escapismo. Sus pies sobre la Tierra. Sus zapatos, en Marte. Quizá se haya dejado tanto llevar que algo se haya ido sin ella, a algún lugar de gris en matices. Rechaza lo artificial mientras busca en cada duermevela, para entrarse. Menudo vuelo de espanto.
Es probable que haya viajado ajena a su voluntad, a cada consulta médica, a cada baño que llora en secreto.
Es posible que sea el timón que dirige el desliz de las lágrimas, que sea la sombra de las noches a oscuras.
Y a veces, a ratos cortos, descubre su efecto somnífero. Y que sorprendentemente, despierta.

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